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6 de abril de 2016

Estudio Económico de América Latina y el Caribe, 2015

DESAFÍOS PARA IMPULSAR EL CICLO DE INVERSIÓN CON MIRAS DE REACTIVAR EL CRECIMIENTO.


El Estudio Económico de América Latina y el Caribe es un documento anual de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La elaboración de la edición de 2015 estuvo encabezada por Daniel Titelman, Director de la División, mientras que la coordinación estuvo a cargo de Jürgen Weller.

En esta edición, la División de Desarrollo Económico contó con la colaboración de la División de Estadística, la División de Recursos Naturales e Infraestructura, la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos, las sedes subregionales de la CEPAL  en México y Puerto España, y las oficinas nacionales de la Comisión en Bogotá, Brasilia, Buenos Aires, Montevideo y Washington, D.C.

La primera parte, “Situación económica de América Latina y el Caribe en 2014 y 2015”, fue coordinada por Daniel Titelman y Ramón Pineda, con contribuciones preparadas por los siguientes expertos: Cecilia Vera (contexto internacional y sector externo), Ramón Pineda, Claudio Aravena, Rodrigo Cárcamo y Yusuke Tateno (actividad económica), Seung-jin Baek y Alda Díaz (precios), Jürgen Weller (empleo y salarios), Ramón Pineda, Rodrigo Cárcamo y Alejandra Acevedo (política monetaria, cambiaria y macroprudencial) y Ricardo Martner, Juan Pablo Jiménez, Michael Hanni, Ivonne González e Ignacio Ruelas (política fiscal).

La segunda parte, “Desafíos para impulsar el ciclo de la inversión con miras reactivar el crecimiento”, fue coordinada por Daniel Titelman y Ricardo Martner, con contribuciones de Esteban Pérez y la asistencia de Pablo Carvallo, Manuel Cruz y Alejandro González (capítulos II y V), Ricardo Martner, Juan Pablo Jiménez, Michael Hanni, Ivonne González y Andrea Podestá (capítulo III), Ricardo J. Sánchez, Azhar Jaimurzina, Jeannette Lardé y Antonin Menegaux (capítulo IV), y Joseluis Samaniego, Luis Miguel Galindo, José Eduardo Alatorre, Jimy Ferrer y Orlando Reyes (recuadro IV.2).


Las notas sobre los países se basan en los estudios realizados por los siguientes expertos: Olga Lucía Acosta, Luis Javier Uribe y Juan Carlos Ramírez (Colombia), Dillon Alleyne (Jamaica), Anahí Amar y Daniel Vega (Argentina), Verónica Amarante y Álvaro Lalanne (Uruguay), Rodrigo Cárcamo (Perú), Pablo Carvallo (Chile), Cameron Daneshvar (Honduras y República Dominicana), Stefanie Garry (Guatemala y Nicaragua), Randolph Gilbert (Haití), Sonia Gontero (Paraguay), Michael Hanni (Estado Plurinacional de Bolivia), Michael Hendrickson (Bahamas y Belice), Cornelia Kaldewei (Ecuador), Sheldon McLean (Barbados y Unión Monetaria del Caribe Oriental), Michael Milligan (Guyana), Rodolfo Minzer (Costa Rica y Panamá), Carlos Mussi (Brasil), Machel Pantin (Suriname y Trinidad y Tabago), Juan Carlos Rivas (México), Indira Romero (Cuba) y Francisco Villarreal (El Salvador). Alda Díaz, José Luis Germán, Alexander Loschky y Sonia Albornoz colaboraron en la preparación de la información estadística y la presentación gráfica.

Link para leer el informe: 

21 de enero de 2016

La Alianza del Pacífico y su importancia geoestratégica


La Alianza del Pacífico y su importancia geoestratégica

Martha Ardila

Resumen 
La Alianza del Pacífico y su importancia geoestratégica 

La Alianza del Pacífico presenta un interés geoestratégico para Amé- rica Latina y el Asia Pacífico. Las diversas capacidades de los países miembros le otorga un lugar superior en la jerarquía de poder regional que posibilita convertirse en el puente entre América Latina y el Asia-Pacífico. En ello incide su afinidad ideológica acompañada de pragmatismo y un liderazgo compartido. Las relaciones con los Estados Unidos y el interés de esta potencia por reposesionarse en la región, contribuyen a la visibilidad e interés por este grupo de cooperación, concertación y futura integración.

Abstract 
The Pacific Alliance and its Geostrategic Importance 

The Pacific Alliance represents a point of geostrategic interest for Latin America and Asia Pacific. The various capabilities of its member countries rank it high in the regional power hierarchy, enabling it to act as a bridge between Latin America and Asia Pacific. This is emphasized by its ideological affinity, together with shared pragmatism and leadership. The relations with the United States and the willingness of this power to reposition itself in the region contribute to the visibility and interest in this group of cooperation, dialogue and future integration.

Summario 
A Aliança do Pacífico e sua importância geoestratégica 
A Aliança do Pacífico revela um interesse geoestratégico para a Amé- rica Latina e a região Ásia-Pacífico. As diversas capacidades dos países membros confere à Aliança um lugar de destaque na hierarquia de poder regional, o que lhe possibilita tornar-se a ponte entre a América Latina e a região Ásia-Pacífico. Colabora para isso uma afinidade ideológica acompanhada de pragmatismo e uma liderança compartilhada. As relações com os Estados Unidos e o interesse desta potência em reposicionar-se na região contribuem para a visibilidade deste grupo de cooperação, acordo e futura integração.

Introducción 

A pesar de que todos los miembros de la Alianza del Pacífico (AP) tienen vertiente hacia el Océano Pacífico, su importancia geoestratégica va más allá. Se vincula con la posibilidad de convertirse en el puente latinoamericano de relacionamiento con el Asia Pacífico, al mismo tiempo que es el medio de reacomodo de los Estados Unidos en América Latina.

 Chile, tiene una extensión sobre el Pacífico muy superior a la del Perú, México y Colombia, en su orden, y el interés que los cuatro países tienen en sus regiones hacia el Pacífico, también varía, aunque los cuatro tengan un litoral sobre el Océano Pacífico

. La inserción de Chile constituye una prioridad para su política exterior, una política de Estado con elementos de identidad nacional y de poder marítimo que condiciona su seguridad nacional. Complementariamente, la economía del Perú depende de las exportaciones de harina y aceite de pescado. Por su parte, México desde hace varios años, ha prestado gran atención a su región del Pacífico, muy rica en flora y fauna, donde se ubican centros turísticos como Acapulco, Zihuatanejo, Puerto Vallarta y Manzanillo, entre otros, fomentando el desarrollo portuario y de infraestructura. A diferencia del impulso que tienen en la región del Pacífico estos países, el Pacífico colombiano presenta problemas de seguridad, deficiente infraestructura y bajo desarrollo, siendo la región más golpeada por los grupos alzados en armas y la violencia. Tiene un solo puerto profundo, y vías de comunicación muy precarias. El Producto Interno Bruto (PBI) de los cuatro Departamentos de la región Pacífica es equivalente al 15 por ciento del país.

 La Alianza del Pacífico hace parte de un Nuevo Multilateralismo latinoamericano que muestra la relevancia de los factores externos en la construcción de regímenes internacionales. Sus cuatro miembros son potencias regionales de diverso rango las cuales presentan variados intereses en su participación, tendiendo a un Multilateralismo Cooperativo y a un liderazgo compartido por medio de la Secretaria Pro-tempore que rota anualmente entre los miembros de la Alianza del Pacífico. 

En este sentido, el presente artículo busca dar respuesta a la importancia geopolítica que tiene la Alianza del Pacífico. Para ello examinaremos en primer lugar su configuración y características “autónomas” como región. En segundo lugar, analizaremos el nuevo multilateralismo, la geo-estrategia y la jerarquía de poder dentro de la Alianza del Pacífico. En tercer lugar, observaremos los niveles de cooperación, interdependencia y liderazgo dentro de la misma. Finalmente, plantearemos algunas conclusiones. 

Configuración y ¿autonomía? de la Alianza del Pacífico

 Después de la Guerra Fría, las regiones empiezan a cobrar importancia debido a la dualidad entre la globalización y unipolaridad dado que los “hegemones” carecen de interés por asumir ciertos costos en materia de seguridad y optan por otorgar espacios de autonomía a las regiones (Kelly, 2007). Esto va a permitir que surjan liderazgos regionales y una  nueva configuración de poder regional y jerarquía internacional. Y el declive de los Estados Unidos, así como el auge y crecimiento de países de la región Asia-Pacífico, contribuyeron en este sentido. 

El concepto de región ha venido variando y ya no se mira exclusivamente por sus límites geográficos, sino que tiende a ser socialmente construido, en lo cual la identidad juega un importante papel. Su autonomía podría ser una fase transitoria, de reacomodamiento del sistema internacional, y también del declive de los Estados Unidos. 

Dentro de una tendencia a conformar regiones y subregiones, en América Latina los primeros 10 años del siglo XXI fueron testigo de la creación de grupos como la UNASUR, el ALBA, la CELAC y la Alianza del Pacífico. Algunos de ellos, como el ALBA y la UNASUR, con el liderazgo de Venezuela y Brasil y con un multilateralismo defensivo; pero otros, como la Alianza del Pacífico con un multilateralismo cooperativo y un liderazgo compartido.

 En este contexto, en el 2011 se crea la Alianza del Pacífico integrada por potencias regionales de diferente rango: México, Chile, Perú y Colombia, con el objetivo de avanzar hacia el libre flujo de bienes, capitales, servicios y personas. Se autodefine como un mecanismo de integración económica con el objetivo de impulsar el desarrollo, el crecimiento y la competitividad de las economías y de convertirse en una plataforma de articulación, política, integración económica y comercial con proyección al Asia-Pacífico.

 La Alianza del Pacífico es una región socialmente construida en la que no todos sus países miembros son limítrofes pero a la que sí la unen vínculos ideológicos y de posiciones neoliberales, aperturistas, siendo todos ellos partidarios de un regionalismo abierto. Aunque la conformación de este grupo es muy reciente y resulta temprano hacer un análisis sobre sus resultados, resulta pertinente analizar los diversos intereses que sus miembros tienen en su participación, su relación con Estados Unidos, y eventual acercamiento de Brasil a este grupo de integración y cooperación. 

Los países de la Alianza del Pacífico son cercanos a Estados Unidos, tienen tratados de libre comercio con esta potencia que a su vez ve la Alianza como un medio para reacomodarse en América Latina y hacerle contrapeso a otros grupos regionales y a países como Venezuela. En su conformación, factores externos -como Estados Unidos, globalización, desarrollo y posicionamiento del Asia Pacifico…- y la posición de élites gubernamentales en asocio con el sector empresarial, resultan fundamentales. 

La relación de los países de la AP con Estados Unidos ha sido cercana y se mueve entre dos lógicas: la de la aquiescencia y la de la autonomía (Rusell y Tokatlian, 2013). México y Colombia son los más cercanos a esa potencia. El primero ha experimentado un sostenido crecimiento económico en la última década. Según estudios de Goldman Sachs, para el año 2020 el país azteca estará entre las 6 mayores economías del mundo. Su comercio con Estados Unidos abarca mas del 85% y entre 12 y 16 millones de mexicanos residen en ese país. De esta forma, México resulta estar estrechamente vinculado al devenir de su vecino del norte y, en el plano interior, se encuentra sumido en graves problemas sociales y políticos, de manera tal que posee limitados márgenes de acción para formular una política exterior con mayor nivel de autonomía. 

Algo similar se podría decir de Colombia que, desde la década de los 20 del siglo XX, fomentó un Respice Polum de su política exterior, que posteriormente al finalizar ese siglo, analistas internacionales se refirieron a una “intervención por invitación”, impulsando programas como el Plan Colombia que generó desconfianza en los países vecinos. Durante los últimos años, en el plano económico muestra un buen desempeño y según cifras de la CEPAL, para el período 2015-2017 se proyecta un crecimiento colombiano del 4.7 por ciento (CEPAL, 2015), y otras proyecciones le calculan un crecimiento del 3.5 por ciento.

 Por su parte, Chile y Perú han experimentado en el último lustro unas desgastantes relaciones vecinales tras las respectivas demandas ante La Haya a Chile por parte de sus vecinos, si bien este conflicto no ha escalado más allá de retiros momentáneos de embajadores y agendas paralizadas. A su vez, Chile posee una política exterior estrechamente ligada a la promoción económico-comercial. A partir de la llegada del gobierno de Michelle Bachelet, ha intentado acercarse al resto de los esquemas de integración en un esfuerzo de hacer converger su participación tanto en la Alianza del Pacífico como en el MERCOSUR, con una visión pragmática. Se debe tener presente que Chile posee una clara tradición integracionista contando con importantes personalidades, -Felipe Herrera, Aníbal Pinto, Osvaldo Sunkel, entre otros, que en su época influyeron en los estamentos intelectuales y políticos sobre la necesidad que el país ocupara un rol destacado en su formulación y desarrollo. 

La Alianza del Pacífico presenta una identidad que va más allá de ser países con una vertiente hacia el Mar Pacífico, y los une vínculos ideológicos, un modelo de desarrollo y un creciente interés por fortalecer relaciones más profundas entre ellos y con la región Asia-Pacífico. Su conformación se enmarca dentro de un nuevo multilateralismo latinoamericano. 

Nuevo multilateralismo, geoestrategia y jerarquía de poder en la alianza del pacífico

Asistimos a una nueva arquitectura multilateral y de gobernanza regional, que responde a cambios ocurridos a nivel del escenario regional e internacional y a la búsqueda de un nuevo multilateralismo más diverso, flexible y autónomo, y con la participación de actores no gubernamentales. 

El declive y desinterés de Estados Unidos en América Latina, el florecimiento económico de algunos países del Asia Pacífico, y la búsqueda de nuevos modelos de desarrollo en la región, condujeron a un nuevo multilateralismo y regionalismo, que vincula más estrechamente lo económico con lo político, es más autónomo y ágil, aboga por un nuevo papel del Estado y de la sociedad, y una diversificación de los vínculos internacionales latinoamericanos. Pero, que presenta sus particularidades. 

Referirnos a la integración o unidad latinoamericana resulta utópico debido a la fragmentación de la región. Una América Latina con diferentes modelos de desarrollo y sobre todo diversas concepciones en materia de integración. Hay países como Venezuela y Brasil que se refieren a una integración política como antesala a la económica, otros que descartan la presencia de Estados Unidos, los hay también que utilizan la asociación para ascender en la jerarquía de poder regional, y/o acercarse a América Latina. Es por ello que resultan más viables aquellos grupos integrados por pocos países, aunque no todos ellos sean limítrofes. Y es que hay una tendencia a conformar regiones socialmente construidas. Hoy en día, ésta es algo más que defensa y territorialidad, y se orienta a la asociación con identidades, valores e ideología compartida.

Por otra parte, se observa una crisis del viejo multilateralismo en el que el Estado era el principal actor unitario de las relaciones internacionales y en el que las amenazas a la seguridad eran estatales y se imponía un multilateralismo defensivo que apuntaba a protegerse de otros actores estatales. Era pues, un contexto de Guerra Fría, de bipolaridad entre los Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, en el que se crearon organismos multilaterales como la OEA y las mismas Naciones Unidas. Y por ello es que también, estos regímenes internacionales vienen buscando una modernización y adaptación a las nuevas condiciones internacionales e intereses de los países. Pero el sistema internacional fue cambiando. Estados Unidos descendió en la jerarquía de poder mundial y ascendieron países como China e India que buscan acercarse a nuevas regiones, en particular América Latina, buscando materias primas y nuevos aliados para propiciar una multipolaridad. 

De manera simultánea, surgieron actores diferentes al Estado que en muchas ocasiones desempeñan un papel más activo, bien sea en colaboración o confrontación, dando lugar a una diplomacia paralela y a la conformación de nuevos regímenes internacionales. Dentro de ellas, el sector empresarial ha desempeñado un importante papel caracterizado por una diplomacia colaborativa con el Estado y que construye canales múltiples de interconexión con otros países. 

El viejo multilateralismo tuvo su origen en un contexto diferente al actual y entró en crisis porque se le dificultaba afrontar las nuevas amenazas a la seguridad. Enfatizaba más en elementos externos como la presencia e injerencia de Estados Unidos, y de manera estática y reactiva, en su conceptualización; privilegiando lo geográfico –en términos de vecindad- y lo histórico. Por su parte, en el nuevo regionalismo, la escuela crítica enfatiza en elementos vinculados con la coherencia, la identidad y la resolución de conflictos. Se refiere a un regionalismo duro y suave, también poroso (Katzenstein, citado por Kelly, 2007) e interdependiente.

El nuevo multilateralismo como modelo de desarrollo e integración contempla además de los económico y comercial, una agenda social y sectorial en temas como el energético, la infraestructura y el medio ambiente, entre otros, en el que la sociedad constituye un actor de la integración. En este sentido, trata de remediar las fallas de los modelos anteriores y aboga por un mayor contenido político, social y democrático, en el que los actores no gubernamentales desempeñen un importante papel.

 Con esta nueva mirada se busca un proceso de integración y/o de cooperación que una y no fragmente, y sobre todo, que disminuya las diferencias económicas dentro de la región y en cada uno de los países; y que, a su vez, supere la visión netamente estatista de conformación de los grupos de asociación, dándole participación a la sociedad civil, y construyendo vínculos con otras áreas geográficas. 

Es así como podemos diferenciar dos tipos de nuevo multilateralismo. El primero es el postliberal (Serbin, 2012; Sanahuja, 2012; Legler, 2011; Briceño, 2012) que es defensivo, anti hegemónico, estatista y contestatario, que trata de hacerle un contrabalanceo a los Estados Unidos, siendo más político, autónomo y buscando construir nuevas alianzas. El segundo es el liberal que es más comercial, aperturista y con una ubicación geográfica hacia el Pacífico, a diferencia del primero que es andino y caribeño. En el liberal ubicamos la Alianza del Pacífico, que tiene su origen en el Arco del Pacífico latinoamericano, y que varía según su ubicación en la jerarquía de poder regional.

Colombia, Chile, México y Perú hacen parte de la Alianza del Pacífico, creada el 28 de abril de 2011, formalizando su acuerdo el 6 de junio de 2012, con la suscripción del Acuerdo Marco en Paranal, Chile. Estos cuatro países se basan en un modelo de desarrollo aperturista y de regionalismo abierto. México busca hacer contrapeso a la relación estructural con Estados Unidos, mientras que Colombia se acerca tanto al Asia-Pacífico como a países del Pacífico latinoamericano. A su vez los cuatro países le hacen balanceo a Brasil y al ALBA. No cuestionan el ordenamiento internacional, como si lo hace Venezuela y Brasil que se muestran partidarios de la multipolaridad a diferencia de los miembros de la Alianza del Pacífico que son más partidarios de fortalecer relaciones bilaterales en un marco de regionalismo abierto.

Chile tuvo una inserción temprana en la región Asia-Pacífico, a diferencia de Colombia que se interesa de manera tardía (Ardila, 2012). Hace parte de la APEC, y presenta un marco institucional con varios países asiáticos. A su vez, a nivel interno, ha desarrollado en la región del Pacífico, su infraestructura vial y portuaría. México y Perú también se han proyectado hacia el Pacífico e integran la APEC, foro económico al que Colombia no ha ingresado formalmente, pero que integra grupos de trabajo como el energético. México busca equilibrar su relación con Estados Unidos, con un interés hacia esa región desde hace muchos años, al igual que el Perú. 

Chile tiene firmados tratados de libre comercio (TLC) y acuerdos de asociación económica con 51 países: Colombia, 15 TLC que implican casi a una cincuentena de países; y México, 10 TLC con 45 países, buscando fomentar el comercio intrarregional. Para el país azteca, la diplomacia económica constituye uno los pilares de inserción internacional, para lo cual cuenta con el apoyo de la población. A diferencia en los otros tres países, se debate acerca del tipo de modelo e inserción que más conviene, lo cual dificulta su aplicabilidad. 

Durante muchos años, Colombia descuidó su diplomacia económica e institucional, y cerró embajadas en Asia-Pacífico al contrario de lo que hicieron otros países latinoamericanos. Brasil tiene 16 Embajadas, Chile 12, México 11, Perú y Colombia 10. El gobierno de Juan Manuel Santos inició un proceso de reapertura de algunas de ellas como la de Indonesia, Singapur y Tailandia. Hoy en día, los cuatro países comparten oficinas comerciales con Chile en ciudades como Shanghai. Sin embargo, el esfuerzo hasta ahora realizado es insuficiente, y a veces da la impresión de que su interés hacia esta área geográfica es más retórico que real. Colombia carece de una presencia económica e institucional continua y efectiva en esa región. 

Los cuatro países se muestran también partidarios del multilateralismo, buscan una mayor interdependencia y comparte un liderazgo por medio de la Secretaría Pro tempore que pasó recientemente, de México al Perú. Esta identidad los ha llevado a convertirse en el enlace y puente con los países de la región Asiática.

“Interdependencia”, liderazgo y multilateralismo cooperativo

La interdependencia económica y política en América latina es baja, y también lo es entre los países miembros de la Alianza del Pacífico. Sus economías no son complementarias, hay balanzas comerciales deficitarias que preocupan a países como Colombia, y obstáculos vinculados con la deficiente infraestructura y proyectos que dependen del gobernante de turno. La cooperación e interdependencia entre ellos y con otros países, denominado el multilateralismo cooperativo, incluye valores e ideas compartidas, la búsqueda de consenso, y la interacción con diversos actores de la sociedad civil. 

Por otra parte, los países y grupos regionales responden de diferente manera a la inserción multilateral y al liderazgo. Los hay defensivos, confrontacionales y cooperativos. Los miembros de la Alianza del Pacífico buscaron una inserción externa más hacia afuera de Latinoamérica que hacia la misma región, sobre todo porque sus economías no son complementarias. Son cooperativos y en menor medida defensivos. Su mayor potencial se orienta a la construcción de cadenas productivas para insertarse conjuntamente en la economía global. 

Si examinamos la interdependencia y la cooperación, vemos que ha crecido, aunque la tendencia económica y comercial no es similar para todos los países. La interdependencia la podemos clasificar en dos niveles: el primero, el institucional y académico, y el segundo, el económico y comercial.

Lo institucional y académico

Frente al primer nivel, han habido avances muy notorios que conducirán a construir confianza y proponer muchas más acciones conjuntas. La Secretaría Pro Tempore colombiana (junio 2013-junio 2014) lideró la consolidación de la plataforma de movilidad estudiantil con cuatro convocatorias exitosas y 444 becas otorgadas a estudiantes, investigadores y docentes de los países que componen la Alianza del Pacífico. A su vez, firmó un Memorando de Entendimiento sobre vacaciones y trabajo, el cual permite a los jóvenes estudiantes de Chile, Colombia, México y Perú, ingresar como turistas a cualquiera de estos países y efectuar actividades remuneradas en los períodos de vacaciones. 

Con el objetivo de facilitar la movilidad de los ciudadanos de la Alianza del Pacífico, fueron eliminadas las visas de turismo y las visas para empresarios en desarrollo de actividades de negocios no remuneradas, por parte de México y Perú. De manera complementaria se editó la Guía del Viajero de Alianza del Pacífico, dirigida a los viajeros originarios de los cuatro países, la cual contiene datos de interés y recomendaciones útiles como información migratoria, consular y ubicación de embajadas, entre otros. También se impulsó la profundización de la Plataforma de intercambio de comunicación migratoria, que permite el flujo de información en tiempo real entre las autoridades migratorias, de forma tal que se facilite el tránsito entre los cuatro países. 

De igual manera, se fomentó la asistencia consular en aquellos lugares donde no hay representación diplomática o consular de su país de origen, y se identificó el turismo como gran potencial. Para su promoción se elaboró una cartilla con los principales destinos turísticos de la Alianza del Pacífico; se diseñaron paquetes de viaje conjuntos; se realizaron encuentros de operadores turísticos de los países miembros; y se participó de forma conjunta en IMEX (Meetings, Incentives, Conferences and Exhibitions) una de las ferias de turismo de incentivos y reuniones más importantes del mundo. La eliminación de las visas contribuyó en el incremento del turismo intra-Alianza. 

Dándole continuidad a estos proyectos, la Secretaria Pro tempore de México que terminó en julio de 2015, enfatizó en programas de cooperación e intercambio de información. A su vez lanzó la quinta convocatoria del Programa de Becas y la celebración de actividades de cooperación en materia deportiva y cultural. Lo anterior, con la finalidad de generar una agenda en temas prioritarios e identificar las áreas de interés según los cuatro pilares del mecanismo: libre movilidad de personas, bienes y servicios, capitales, y cooperación.

A su vez, se estrecharon vínculos con los 32 países observadores de la Alianza y se fortaleció el diálogo con otros esquemas de integración exitosos como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA), el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y la Unión Europea. Con ANSEA tuvo un primer acercamiento durante el 69° período ordinario de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, en el mes de septiembre de 2014. El intercambio estudiantil y el involucramiento de los sectores privados fueron identificados como los principales temas de cooperación. También, los cancilleres de la Alianza del Pacífico sostuvieron un primer encuentro en Colombia (noviembre, 2014) con sus homólogos de los países miembros del Mercosur, el cual permitió conocer con mayor detalle las actividades que cada mecanismo desarrolla, información indispensable para diseñar futuros programas de colaboración en áreas de interés mutuo.

Los miembros de la Alianza del Pacífico pretenden interconectar los cuatro países, basándose en un mayor conocimiento y acercamiento con el objetivo de intercambiar experiencias y vincularse de manera conjunta a otras áreas geográficas y grupos regionales. De ahí la eliminación de visados y los intercambios de estudiantes y profesores entre sus países miembros. En este sentido también han cooperado, compartiendo embajadas y oficinas comerciales. A partir de los acuerdos de la Alianza, funcionan sedes diplomáticas compartidas en Ghana (entre los cuatro países), Vietnam (Colombia y Perú), Marruecos (Chile y Colombia), Argelia (Chile y Colombia), Azerbaiyán, (Chile y Colombia), la Misión Diplomática en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE- (Chile y Colombia) y en Singapur (Colombia y México).

Lo económico y comercial

En cuanto al segundo nivel, el económico y comercial la interdependencia continua siendo baja aunque ha mejorado. El intercambio comercial entre sus miembros es una situación preocupante. Para Colombia, la balanza comercial con México ha sido desfavorable y tiende a empeorar como lo han manifestado diversos gremios económicos, principalmente los agrícolas. El comercio se concentra en la venta de automóviles con cerca de un 20% y las importaciones son principalmente aceites de petróleo. La balanza comercial es deficitaria para Colombia en más de $5.400 millones de dólares, con una balanza comercial de US$ 7.065.100. El comercio de México se dirige principalmente a Estados Unidos, en más de un 80% y tan sólo el 2.2 % a Latinoamérica y el 1.1% a Colombia. Se teme que el Protocolo Comercial suscrito en febrero de 2014 empore la situación.

En cambio, Colombia presenta balanzas favorables con Chile y Perú. En el 2014 se avanzó en varios proyectos como el energético. La cooperación con estos países resulta fundamental debido a su proyección temprana hacia la región Asia-Pacífico, a su pertenencia a la APEC y OECD, grupos a los que Colombia desea ingresar.

Por otra parte, se viene realizando análisis de la proyección económica de la Alianza. Un estudio del BBVA de junio de 2015 muestra sus potencialidades comerciales no sólo con base en lo que se pueden vender entre sí los países miembros de la Alianza, sino en lo que a mediano y largo plazo se estima que demandaría el mercado mundial. “Hay 97 sectores posibles, entre los que producen bienes intermedios y de capital, y bienes de consumo que se pueden aprovechar. En cada país hay entre 4 y 8 de bienes intermedios y entre 6 y 8 de bienes de consumo”. 

Hay que destacar que para la identificación de los sectores potenciales no se tuvieron en cuenta aquellos que ya manejan cada uno de los cuatro países. En consecuencia, entre las ramas de la economía colombiana no aparecen ni productos minero-energéticos (petróleo, gas, energía), ni agrícolas tales como el café, las flores o el banano. Tampoco se incluyeron las materias primas. Esto, debido a que se trata de un tipo de productos donde los sectores con mayor potencial ya están más identificados: Chile, salmón, frutas, cobre; Colombia con petróleo, hierro, acero, cinc; México con petróleo, y Perú con metales. Deben buscar producir bienes intermedios y de capital, como fungicidas, papel y cartón, maquinaria y material eléctrico, entre otros. También la producción de bienes de consumo, como azúcares y artículos de confitería; perfumería y cosmética; medicamentos y otros productos farmacéuticos. De igual manera, habría margen para desarrollar las líneas de prendas y complementos de vestir; preparaciones alimenticias, incluyendo las que se hacen a base de café; telas, hilados y cuerdas; vehículos y sus partes, y papel y cartón con todas sus manufacturas. 

Desde esa perspectiva, se deben construir ‘cadenas de valor’ que permitan a cada país de la Alianza hacer parte de un engranaje que, al final, convierta a este bloque de naciones en un gran exportador. La expectativa de que la Alianza Pacífico sea un trampolín para impulsar el comercio exterior de los cuatro países se basa, en parte, en los caminos que ya han recorrido. Pero no solo lo comercial sino también otros aspectos como el científico que beneficiaría a toda la región. 

Por otra parte, se destaca el Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico –CEAP, que está conformado por representantes del sector privado designados por los Presidentes de los cuatro países y que promueve el diálogo y la retroalimentación en temas claves entre el Gobierno y el sector privado. 

A su vez, se reconoce que las Pymes son el tipo de empresa prevalente en la Alianza del Pacífico, y por lo tanto, se creó un Grupo Técnico encargado de compartir mejores prácticas para su fomento. Así mismo, se mejoraron los estándares regulatorios para fomentar el comercio y el crecimiento económico y avanzar en la definición de protocolos para el intercambio de información tributaria, bajo los más altos índices internacionales, para fomentar la transparencia de las operaciones que se realizan en economías cada vez más integradas. 

Conscientes del gran potencial que tiene la Alianza del Pacífico en materia de comercio agrícola, se adelantan trabajos encaminados a promover las exportaciones del sector entre nuestros países y frente a terceros mercados. Complementario a estas acciones, se desarrolló un mecanismo para el intercambio de información en materia de insumos agrícolas, el cual permitirá contar con mejores elementos para la toma decisiones que faciliten el acceso de los agricultores. 

Finalmente, vale la pena resaltar el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), compuesto, inicialmente, por las bolsas de valores de los mercados de Perú, Chile y Colombia. Inició operaciones en mayo de 2011 con la finalidad de integrar los mercados de capitales de los tres países, y así, dar a los inversionistas de terceros países una mayor oferta de valores y emisores desde una bolsa unificada. Ésta representa grandes esfuerzos de integración para la Alianza del Pacífico en la búsqueda de una mayor competitividad económica, no sólo en la región sino en el mundo. En agosto de 2014, la Bolsa de Valores de México se adhirió. Con el ingreso del país azteca se sitúa el MILA casi al nivel de Brasil en capitalización bursátil (cantidad de emisión de acciones), configurándolo como el segundo mercado accionario más importante de la región. 

Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, podemos señalar que la Alianza del Pacífico ha conseguido posicionarse como uno de los grupos de mejor rendimiento en el PIB sólo superado por los BRICS y la ANSEA. Esto evidencia la seriedad a la que apunta la organización y la voluntad de sus Estados miembros de constituirse en el puente con la región del Asia-Pacífico para hacer de este reto una realidad exitosa a mediano plazo.

A manera de conclusión

La importancia geoestratégica de la Alianza del Pacífico radica en sus capacidades y posicionamiento en la jerarquía de poder regional y la posibilidad de ser puente de América Latina con el Asia-Pacífico. Las características de sus miembros y el debilitamiento de países que ejercieron un liderazgo regional como Brasil y Venezuela, contribuyen en este sentido. 

En una Latinoamérica fragmentada, muestra más fortalezas que otros grupos regionales, y éstas se enmarcan en su identidad, ideología y relacionamiento con Estados Unidos, aunque varios de ellos presentan un acomodamiento a los intereses norteamericanos, combinando así, elementos ideológicos y pragmáticos. La Alianza hace parte de la transición que traviesa ese nuevo multilateralismo y fomenta un multilateralismo cooperativo, complementario y/o contrario a ese multilateralismo defensivo y hegemónico que abogan otros organismos regionales. 

América Latina muestra un creciente interés por países asiáticos, y a su vez China, India, Corea y Japón han venido aumentando su presencia en América Latina haciéndole un contrapeso a la tradicional hegemonía norteamericana. De ahí el temor estadounidense y su interés por re-acercarse hacia América Latina. Y la Alianza del Pacífico podría ser el medio y la punta de lanza para ese reacomodo. 

Las inversiones asiáticas aumentan, principalmente las chinas, en Brasil, Argentina, Perú y Venezuela. No obstante, se observan obstáculos vinculados con la infraestructura, la educación y la desigualdad, mostrándose diferentes velocidades en la inserción de cada uno de los países de la AP en la región Asia-Pacífico, así como diverso desarrollo en las regiones nacionales con vertiente hacia el Pacífico. 

Con el objetivo de profundizar las relaciones de la Alianza del Pacífico como grupo con el Asia en su conjunto o a nivel bilateral (Alianza país), se debe avanzar en la interdependencia, que si bien a mejorado en el plano comercial, continúa siendo baja, aunque sí han crecido las inversiones de Chile en Perú y Colombia; de México en Chile y Perú, siendo las colombianas más diversificadas. De todas maneras deberá vencerse esa desconfianza que existe entre diversas economías de la AP, bien sea por el tamaño y/o la baja complementariedad. A su vez, a diferencia de otros organismos, existe un gran interés del sector privado de fomentar relaciones comerciales con esa región. 

La fragmentación latinoamericana contribuye a que se fomenten grupos afines, y países que pertenecen a varios organismos dando lugar a nuevos esquemas de cooperación. Este nuevo multilateralismo que se construye, atraviesa una transición en la que la institucionalidad constituye una contradicción, pero también un gran reto. Si queremos que dichos grupos continúen deberán construir instituciones sólidas. 

Colombia es el país mas vulnerable dentro de la Alianza del Pacífico debido a características externas e internas. Su cercanía y alianza con Estados Unidos obstaculizó su presencia y proyección hacia otras áreas geográficas como la asiática. A su vez, su economía se muestra desprotegida frente a otras como la mexicana, y a nivel interno, el bajo desarrollo de la región del Pacífico Colombia y los problemas de seguridad, entre ellos el conflicto interno, dificultan su proyección hacia la región Asia- Pacífico. 

La Alianza del Pacífico también busca fortalecer vínculos y cooperación entre los países que la integran, y con América Latina en general. Durante los últimos años, Chile ha tenido relaciones estrechas con la Nueva Izquierda aunque tuvo vínculos difíciles con los Kirchner, Morales y Chávez oponiéndose al ALBA. Las diferencias con Venezuela llevaron a Chile a oponerse al intervencionismo de ese país, solicitó el retiro del Embajador en Caracas y se opuso a la candidatura de Venezuela al Consejo de Seguridad en la calidad de miembro no permanente (Pérez Llana, 2008). Suramérica no ha sido fácil para Chile, lo ha sido la Unión Europea y Asia-Pacífico. Hoy en día aboga por un acercamiento de la AP a MERCOSUR, lo que permitiría, a su vez, el estrechamiento de vínculos entre México y Brasil.

La nueva correlación de fuerzas, por una parte la nueva izquierda, y por la otra, el liderazgo y los interés de Brasil, llevaron a Chile a buscar nuevos aliados y a profundizar las relaciones con Colombia y México. Con Cuba y Venezuela se dieron diferencias ideológicas apoyando disidentes en Cuba aunque no llegó a darse un enfrentamiento mayor y más directo. Usa a México para hacerle contrapeso a Brasil y al ALBA. También a Colombia y a la Alianza del Pacífico. En este sentido, Chile compite con Brasil y Venezuela, y le hace un contrabalanceo al ALBA, mientras que Colombia coopera con ellos desde el 2010, cuando Juan Manuel Santos llega a la Casa de Nariño. Ambos, tanto Chile como Colombia, fomentan nuevas alianzas y profundizan sus relaciones entre ellos, y con México. La interdependencia entre los miembros de la Alianza ha venido profundizándose, pero aún falta mucho. 

La geopolítica ha sido una variable relevante en los lineamientos internacionales de los cuatro países. Chile y Perú, por su amplia vertiente hacia el Pacífico, han desarrollado una política marítima, concentrando su crecimiento en dichas zonas. En cambio, la región del Pacífico colombiana se encuentra atrasada a pesar de su gran riqueza ecológica, hidrográfica, minera y forestal. Es una zona muy deshabitada con una densidad de 5 habitantes por kilómetro cuadrado. Esta región tiene una participación del 15 por ciento en el PIB nacional, 10 millones de habitantes, un índice de pobreza que supera el 60 por ciento. A eso se suma que el 85% de la población tiene necesidades básicas insatisfechas, el 60% se encuentra en la pobreza absoluta, la cobertura en salud no logra el 30% y alcanza un 50% de analfabetismo. En Buenaventura el 80% de la población pertenece a estratos 1 y 2, según datos de Planeación y DANE. De alguna manera parecería que las diferentes administraciones poca atención le ha prestado al Pacífico colombiano. Y éste es un obstáculo para la inserción de Colombia en una región como la de Asia con un gran significado a nivel del sistema internacional. México teniendo también dos mares, desde los 80 enfatizó en el desarrollo social y económico del Pacífico, donde se encuentran puertos profundos como el de Lázaro Cárdenas y también Manzanillo, Puerto Vallarta y Cabo San Lucas, entre otros.

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Páginas Web: 
www.bancomundial.org
 www.cepal.org 
www.bbvaresearch.com/tag/alianza-del-pacifico

2 de noviembre de 2015

DOING BUSINESS Banco Mundial

Clasificación de las economías
Las economías se clasifican del 1 al 189 en la facilidad para hacer negocios. Una clasificación elevada indica un entorno regulatorio más favorable para la creación y operación de una empresa local. La clasificación se determina al ordenar el agregado de las puntuaciones de distancia a la frontera en 10 áreas a las que se otorga el mismo peso, cada una consistiendo de varios indicadores. La clasificación de todas las economías está determinada con fecha de Junio de 2015.


Ver la Clasificación en en le siguiente link: 

14 de agosto de 2012

Ingreso al Mercosur obliga a reformas fiscales

Escrito por Juan Pablo Arocha   
Lunes 13 de Agosto de 2012 22:00
La admisión formal de Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur) el pasado 31 de julio es sólo el primer paso para la adhesión al organismo hemisférico. El país tendrá que hacer ajustes en su política macroeconómica, fiscal y laboral, explica el abogado Addinson Lashly, integrante de la firma KPMG: “el reto es importante”.
Con la integración de Venezuela, el Mercosur suma una plaza donde conviven aproximadamente 280 millones de personas en casi 12 millones de kilómetros cuadros. Se trata, explica Lashly, de la quinta economía del mundo, luego de China, Estados Unidos, Unión Europea e India. Ahora, se necesita “un gran acuerdo nacional de priorización”.
Los cambios económicos que requiere hacer Venezuela se deben a la necesidad de “corregir” las asimetrías fiscales entre los países, así como para adecuar los sistemas laborales para permitir el libre tránsito de profesionales. “Hay que garantizar un entorno fiscal favorable para la inversión”, dice la abogada Roberta Núñez, gerente del escritorio jurídico de KPMG.
Uno de los aspectos más importantes es la disminución de la presión para las empresas por motivo de contribuciones parafiscales, transparencia en la aplicación de normas fiscales e intercambio de información entre los países miembros. Núñez dice que tiene que producirse una “armonización” en materia de impuestos entre todo el Mercosur, que incluye mejoras en las prácticas de controles aduaneros.
Los códigos arancelarios también tendrán que ser modificados, pues comenta Lashly que el sistema vigente responde a los requerimientos técnicos que existían como país miembros de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Lo mismo que ocurrirá con el control cambiario, aunque de forma paulatina, pues el abogado dice que por los momentos es posible cumplir con el Mercosur si se agiliza la entrega de divisas a través de la estructura vigente del Sitme y Cadivi.
Pese a que Venezuela ya concretó su salida definitiva del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias (Ciadi), podría quedar sujeta a un nuevo tribunal de arbitraje extranjero. Núñez explica que dentro del Mercosur se adelanta la concreción para crear un organismo similar del que el país sería ahora parte, aunque admite que la demora en su instalación es por falta de voluntad política de sus miembros.

19 de septiembre de 2011

Estados Unidos, Europa y China, el nuevo mundo G-3


De todas las formulaciones de años recientes para describir el orden mundial emergente, el Grupo de los 2 (G-2) es probablemente la peor y la más peligrosa. A los estadunidenses no les gusta la idea de otro rival que logre paridad estratégica e influencia tan rápido, y los chinos están incómodos con un nivel de responsabilidad equiparable a su peso.
La relación EU-China difícilmente se puede describir como amena, progresiva o productiva. Sin embargo, se vuelve a considerar la idea de un G-2 porque las alternativas pueden parecer ineficaces.
El Grupo de los 20 (G-20), con su abultada membresía de países irrelevantes como Italia, apenas puede manejar la regulación financiera, y mucho menos el cambio de clima, los Estados fallidos o la proliferación nuclear.
No obstante, hasta nuestro mundo aparentemente caótico tiene realidades de poder, patrones de interacción y reglas e instituciones fundamentales que se pueden utilizar para manejar los recursos colectivos. Particularmente desde el fin de la guerra fría (1945-1990) han surgido mecanismos para manejar fallas en asuntos que abarcan desde la intervención al cambio climático.
La fuerza impulsora tras estas innovaciones de política global no ha sido ni Estados Unidos ni China, sino un tercero a menudo ignorado. Europa no ha sido considerada en la literatura reciente sobre el orden global emergente, y se ha atendido a categorías atractivas pero no funcionales tales como el BRICS —el club de los poderes emergentes que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Europa no es tomada en cuenta porque a menudo no puede hablar con una sola voz; su toma de decisiones es lenta. Pero a pesar de esto, los países de la Unión Europea juntos siguen representando el bloque comercial, exportador de capital y fuente de fondos y liderazgo para organizaciones multilaterales más grande del mundo. Y más allá de las dificultades de toma de decisiones, los recursos europeos no sólo impulsan operaciones de conservación de paz y desarrollo en el planeta, sino que son ellos quienes han hecho más que nadie por establecer un orden legal global y las reglas económicas multilaterales que han permitido la globalización desde el final de la guerra fría.
De hecho vivimos en un mundo G-3 que combina el poder militar y consumo de Estados Unidos, el capital y mano de obra chinos y las reglas y tecnología europeas. Estos países son los tres actores más grandes del mundo y juntos representan aproximadamente 60 por ciento de la economía mundial, siendo EU el más grande de los tres.
En términos de presupuesto militar y poder, EU es el primero, pero la Unión Europea sigue superando a China. La observación de que sólo Estados Unidos, la Unión Europea y China representan modelos de gobiernos fuertes que están siendo exportados y emulados alrededor del mundo es tan importante como los factores materiales. Por lo tanto, sólo estos tres son tan sistemáticamente relevantes que sus acciones y decisiones individuales impactan el mundo.
La relación triangular entre estos tres países es crucial para el mundo. Todos conocen la densidad de las conexiones económicas, humanas y de seguridad a través del Atlántico y la creciente importancia de la economía chinamericana. Sin embargo, la mayoría de los analistas estadunidenses han omitido el simple hecho de que la relación UE-China es, de muchas maneras, tan densa como la EU-China.
La conducta china reciente demuestra con claridad cuánto quiere ésta una protección europea contra EU y, así, un mundo G-3. En un esfuerzo por diversificar sus reservas monetarias masivas del dólar, China ya había aumentado sus compras de bonos gubernamentales de la eurozona antes de la crisis financiera. Y en los dos meses pasados ha buscado abiertamente demostrar confianza en Europa comprando los nuevos eurobonos.
Además, China ha aumentado las inversiones en Europa, inyectando capital en mercados de propiedades y otros sectores.
Mientras que China ha expresado preocupación por la crisis de la eurozona, ha sido mordaz respecto de la necesidad de EU de poner su casa fiscal en orden después de la degradación de su deuda. Los observadores saben muy bien que Europa es el modelo de China para sus sistemas estatales de bienestar social, democracia social, baja desigualdad, infraestructura y compromiso con la sustentabilidad. Hay muchos más estudiantes chinos en Europa que en EU, y muchas más delegaciones de tecnócratas chinos visitando las capitales europeas.
Esto indica la importancia de avanzar hacia un discurso y marco de trabajo de G-3. Europa tal vez sea el único poder que adopta y avanza consistentemente en normas globales y les dedica recursos considerables, y demuestra la innovación de políticas. Sin las contribuciones europeas habrá poco avance global en el intercambio de inteligencia, contraterrorismo y proliferación, la promoción de la democracia y los derechos humanos, la reducción de las emisiones de gas invernadero o la reconstrucción de Estados fallidos.
Un mundo G-2 garantiza la repetición de la historia. Es una ficción cómoda que nos guía hacia una centuria tan inestable como la pasada. Si buscamos un siglo XXI de gobernanza progresiva y no otra guerra fría una reunión regular del G-3 sería una buena forma de empezar.
Traducción: Franco Cubello
© International Herald Tribune

29 de enero de 2011

Crearán un área de integración profunda

Colombia, Chile, México y Perú buscan ahondar las relaciones de comercio, inversión y finanzas entre las cuatro naciones.
Los ministros de Comercio de Colombia, México y Perú y el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, se reunieron, ayer en la capital de este último país, para avanzar en la definición de la hoja de ruta a seguir para la conformación de un Área de Integración Profunda (AIP), tras la propuesta inicial hecha, en octubre de 2010, por el Presidente del Perú.
La idea del AIP, vale recordar, surgió del mandatario peruano Alan García hace menos de tres meses, como preámbulo a la realización de la VI Reunión Ministerial del Foro Arco del Pacífico Latinoamericano, que se cumplió en Cusco, Perú. Posteriormente, el presidente Sebastián Piñera, de Chile, invitó a sus homólogos de los tres países mencionados a una primera reunión para empezar a revisar la forma de fortalecer la relación, con miras a esa integración profunda.
Según lo ha explicado el ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Sergio Díaz-Granados, los cuatro países en cuestión ya tienen una serie de acuerdos de libre comercio profundos, y la idea es ir más allá de ellos. También ha reiterado que “esta es una excelente oportunidad, tanto para mejorar el relacionamiento en comercio, inversión y finanzas, entre nuestras naciones, como para seguir avanzando hacia el objetivo de acercarnos cada vez más a las economías de los países del Asia-Pacífico”.
La iniciativa tiene objetivos similares a los que persigue el Foro Arco: integrar a los países latinoamericanos de la Cuenca del Pacífico y estrechar sus vínculos con los de Asia-Pacífico. Para lograrlo, el Arco ha venido trabajando en los temas de convergencia comercial e integración; facilitación de comercio y logística; promoción y protección de las inversiones y cooperación para la competitividad.
Ahora, ese es, precisamente, uno de los propósitos que envuelve la propuesta peruana, pues si bien iniciativas similares, tanto en Aladi como en el Foro, también apuntan a la creación de espacios de integración, no buscan lograr el grado de profundidad que se espera con el AIP.
Además de los ministros mencionados, estuvieron presentes, entro otros, el secretario de Economía de México, Bruni Ferrari García de Alba; el director general de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, Jorge Bunster, y el viceministro de Comercio Exterior de Perú, Carlos Posada Ugaz.
En forma paralela, y encabezada por la presidenta de Proexport, María Claudia Lacouture, se avanza junto con sus similares de Chile (Prochile) y Perú (Promperú) en el diseño de las primeras iniciativas tendientes a implementar un plan conjunto que permita fortalecer la presencia y promoción comercial de los tres países, en la región Asia Pacífico.
“Tenemos una tarea importante de integración en los tres países donde compete a Proexport, Prochile y Promperú desarrollar la estrategia para lograr un aprovechamiento comercial en Asia Pacífico”, explicó Lacouture.
El objetivo es que cada país pueda aportar lo mejor de su experiencia tanto en la promoción de exportaciones como la atracción de turismo e inversión extranjera, teniendo en cuenta que se trata de economías complementarias.
Así mismo, se busca sacar provecho de la presencia que actualmente tienen los tres países en la región Asia Pacífico: Proexport Colombia, con su oficina comercial en China, y Prochile, con presencia en otras 11 naciones. Al compartir oficinas se reducen los costos de operación. 


4 países: Colombia, Chile, México y Perú, buscan tener un área de integración profunda.
Plan conjunto de promoción
El trabajo en equipo entre Proexport, Promperú y Prochile permitirá, en materia de promoción de exportaciones, participar conjuntamente en ferias internacionales, elaborar planes de exportación sectorial, realizar campañas de fortalecimiento en imagen país, activación de líderes de opinión y clientes, desarrollar misiones comerciales, proyectos sectoriales, macrorruedas y estudios de mercado.
En turismo se podrá trabajar en la elaboración de estudios de mercado, identificación de mayoristas y participación conjunta en ferias del sector.
En inversión se harán estudios de mercado, identifica-
ción de tendencias de inversión y contactos con los principales inversionistas.En el proceso de establecimiento de la alianza a través de acuerdos comerciales, se buscará realizar actividades conjuntas en la región Asia Pacífico en el primer semestre de 2011, misiones comerciales y/o seminarios.

28 de enero de 2011

Las carreteras interoceánicas se suman al desarrollo de América Latina

La costa pacífica de Suramérica se convierte en escenario de importantes inversiones.
Los nuevos proyectos viales que cruzan Suramérica desde el océano Atlántico hasta el Pacífico consolidarán el rol de Brasil como líder del continente, y abrirán una nueva salida de exportación hacia Asia.
Esas carreteras no redefinirán las rutas del comercio mundial como lo hizo el Canal de Panamá, pero su impacto será considerable.
Perú dice que las rutas -que eventualmente conectarán directamente con cinco puertos en su costa del Pacífico- le ayudarán a convertirse en un punto estratégico entre dos de los mercados emergentes más grandes del mundo: Brasil y China.
La primera de las tres carreteras transcontinentales que pasarán por Perú ya fue abierta, y los defensores del medio ambiente han advertido sobre una mayor deforestación en la cuenca del Amazonas.
La carretera tiene una longitud de 5.438 kilómetros, unos 1.400 kilómetros más que el trayecto entre las ciudades de Los Ángeles y Nueva York. Otra ruta, que une a Brasil con Bolivia y Chile, fue inaugurada a fines del año pasado.
Los proyectos son un ejemplo concreto de las llamadas inversiones sur-sur, que esquivan los mercados tradicionales del mundo desarrollado y reflejan un cambio en la economía global.
“Brasil siempre ha mirado su relación internacional por el Atlántico. No tenía una vía efectiva o eficiente de llegar al Pacífico para tener un vínculo con los países asiáticos. Tenía que usar el Canal de Panamá o el Estrecho de Magallanes”, dijo Juan Zevallos, presidente del regulador del transporte peruano Ositran “Ahora existe una alternativa”, agregó.
China ya desplazó a Estados Unidos como el principal socio comercial de Brasil, con un intercambio que alcanzó los 56.000 millones de dólares el año pasado, 25 veces más que los flujos registrados en el 2000.
En los últimos cinco años, Perú y Chile han firmado pactos de libre comercio con China, cuyo voraz apetito por minerales lo han convertido en su mayor socio comercial junto a Estados Unidos.
Zevallos dijo que la nueva infraestructura modificará el escenario geopolítico a medida que China demande más alimentos, minerales y petróleo de Sudamérica, un continente rico en recursos naturales. Ositran regula concesiones en infraestructura por 5.000 millones de dólares, muchas de ellas proyectos ‘interoceánicos’.
Odebrecht, la firma brasileña que construyó la carretera, planea invertir 10.000 millones de dólares en proyectos de infraestructura -desde agua y energía hasta más caminos- en Perú en los próximos cinco años.

Amenazas ambientales
Las carreteras no vienen sin costos. Estas pasan por varios de los puntos más prístinos de la Amazonía y ayudarían a la deforestación
a medida que los ganaderos y agricultores buscan tierras más baratas.
En agosto, incendios causados por agricultores con el fin de limpiar la maleza cubrieron con humo partes de la Amazonía.
La vía también ha disparado la explotación ilegal de oro.

Crece economía alrededor de vías
El sur de Perú, donde la carretera desde Brasil se divide en tres caminos que van hasta los puertos en el Pacífico como el de Matarani, ya ha visto una mejora económica gracias a estas nuevas vías.
José Luis Bonifaz, economista de la Universidad del Pacífico, afirmó que la carretera sumará 1.500 millones de dólares, un punto porcentual al Producto Interno Bruto anual de Perú, que habría crecido el año pasado cerca de un 9 por ciento.
“El tráfico ya superó lo que habíamos proyectado para el 2020 y 2021, así que el impacto económico es aún mayor”, detalló.
Bonifaz agregó que las primeras oportunidades comerciales favorecerán a los peruanos que exportan vegetales y cemento al norte de Brasil, donde los consumidores pagan altos precios por los bienes transportados desde el estado de Sao Paulo.
Operadores portuarios dicen que las oportunidades comerciales con Asia estarían limitadas a los productos fabriles de mayor valor.
“Es mejor y más barato enviar bienes como la soja, mineral de hierro y granos por tren”, dijo James Hall de Galbraith's, un operador marítimo internacional basado en Londres.
En el largo plazo, una vez que sea inaugurada la ruta en el norte de Perú, se podrán enviar por esta carretera los cargamentos de las plantas de productos electrónicos en Manaus que utilizan componentes de Asia, dijo Bonamigo, de la embajada brasileña.
Erick Hein, gerente del puerto de Matarani en Perú, dijo que los gobiernos no han realizado estudios exhaustivos sobre cómo la vía interoceánica apuntalará el comercio con Asia, a la vez que la consideró como un subproducto inevitable de la integración sudamericana.
 


10.000 millones de dólares en proyectos de infraestructura -desde agua hasta más caminos- se invertirán en Perú en los próximos 5 años.

Reuters