La colombiana María Emma Mejía es, desde el lunes, oficialmente  secretaria general de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas). Con  57 años, la rubia diplomática, excandidata a la intendencia de Bogotá,  excanciller y expresidenta de la Fundación Pies Descalzos (de la  cantante barranquillera Shakira) fue ungida formalmente en una ceremonia  de toma de posesión en Georgetown, Guyana, encabezada por Bharrat  Jagdeo, jefe de Estado de ese país, que actualmente está a cargo de la  presidencia pro tempore de Unasur. Mejía estará al frente de la  Secretaría General hasta 2012, cuando entregará el cargo, ahora  rotativo, al venezolano Alí Rodríguez Araque, ministro de Electricidad  con Chávez.
La ceremonia del lunes contó con la presencia, además, de los  cancilleres de Venezuela, Colombia, Bolivia, Surinam y Uruguay, y los  vicecancilleres de la Argentina, Chile y Paraguay, junto con  representantes de Brasil y Perú. Pero la presencia de Rafael Follonier  en la misma dejó en claro que Mejía continuará con la impronta que  instaló Néstor Kirchner como primer secretario general con su breve  mandato entre mayo y fines de octubre de 2010. Follonier es coordinador  de la Unidad Presidente y fue uno de los principales asesores de  Kirchner en la Unasur.
Sin duda, la colombiana Mejía es consciente de esa continuidad: por  algo en su discurso de aceptación en la ceremonia de posesión no sólo se  refirió a la herencia legada por el ex mandatario argentino en el  organismo sino que en dos tramos de su alocución agradeció la  disposición y ayuda de Follonier para la Unasur. Este ha sido operador  entre bambalinas en las tres negociaciones que dieron crédito de  viabilidad al organismo: la intervención en los intentos separatistas en  Bolivia en 2008, el acuerdo (de paz) en la colombiana Santa Marta entre  Hugo Chávez y Juan Manuel Santos y la rápida convocatoria para el  respaldo al Gobierno de Ecuador ante el levantamiento de sectores de la  fuerza pública en octubre de 2010.
Si bien la herencia K pesa en la actual Unasur (Follonier, impulsado  por Cristina de Kirchner, le abrió a Mejía la agenda de Néstor: la  Presidente fue la primera de los 11 mandatarios frente a los que, de a  uno, presentó sus nuevas credenciales de secretaria general -falta que  lo haga aún con Dilma Rousseff-), no es la única ayuda que tiene la  colombiana en la Unasur. Brasil, a su vez, puso a disposición de Mejía  un grupo de trabajo de Itamaraty y Venezuela ya le brinda la mitad del  equipo que acompañará el año que viene a Rodríguez Araque.
«Éste es el momento de nuestra región», dijo Mejía en su discurso.  «Tenemos la responsabilidad histórica de sacar el máximo partido a este  momento», declaró, para agregar que «Unasur está, hoy, blindada frente a  las disputas ideológicas y las contradicciones políticas». «Ya se  demostró», continuó «el éxito que se logró al trabajar sobre lo común,  en medio de las diferencias». Prometió asimismo, dedicarse en su año de  mandato a buscar políticas comunes de integración a través de la energía  y la infraestructura y aunar agendas para enfrentar las desigualdades  sociales y los temas de defensa de la región.
Fuente: www.analitica.com
Autor: Carolina Barros/Ámbito Financiero