La Alianza del Pacífico y su
importancia geoestratégica
Martha Ardila
Resumen
La Alianza del Pacífico y su importancia geoestratégica
La Alianza del Pacífico presenta un interés geoestratégico para Amé-
rica Latina y el Asia Pacífico. Las diversas capacidades de los países
miembros le otorga un lugar superior en la jerarquía de poder regional
que posibilita convertirse en el puente entre América Latina y el
Asia-Pacífico. En ello incide su afinidad ideológica acompañada de
pragmatismo y un liderazgo compartido. Las relaciones con los Estados
Unidos y el interés de esta potencia por reposesionarse en la región,
contribuyen a la visibilidad e interés por este grupo de cooperación,
concertación y futura integración.
Abstract
The Pacific Alliance and its Geostrategic Importance
The Pacific Alliance represents a point of geostrategic interest for Latin
America and Asia Pacific. The various capabilities of its member countries
rank it high in the regional power hierarchy, enabling it to act as
a bridge between Latin America and Asia Pacific. This is emphasized
by its ideological affinity, together with shared pragmatism and leadership.
The relations with the United States and the willingness of this
power to reposition itself in the region contribute to the visibility and
interest in this group of cooperation, dialogue and future integration.
Summario
A Aliança do Pacífico e sua importância geoestratégica
A Aliança do Pacífico revela um interesse geoestratégico para a Amé-
rica Latina e a região Ásia-Pacífico. As diversas capacidades dos países
membros confere à Aliança um lugar de destaque na hierarquia de
poder regional, o que lhe possibilita tornar-se a ponte entre a América
Latina e a região Ásia-Pacífico. Colabora para isso uma afinidade ideológica
acompanhada de pragmatismo e uma liderança compartilhada.
As relações com os Estados Unidos e o interesse desta potência em
reposicionar-se na região contribuem para a visibilidade deste grupo
de cooperação, acordo e futura integração.
Introducción
A pesar de que todos los miembros de la Alianza del Pacífico (AP)
tienen vertiente hacia el Océano Pacífico, su importancia geoestratégica
va más allá. Se vincula con la posibilidad de convertirse en el
puente latinoamericano de relacionamiento con el Asia Pacífico, al
mismo tiempo que es el medio de reacomodo de los Estados Unidos
en América Latina.
Chile, tiene una extensión sobre el Pacífico muy superior a la del Perú,
México y Colombia, en su orden, y el interés que los cuatro países tienen
en sus regiones hacia el Pacífico, también varía, aunque los cuatro
tengan un litoral sobre el Océano Pacífico
.
La inserción de Chile constituye una prioridad para su política exterior,
una política de Estado con elementos de identidad nacional y de poder marítimo que condiciona su seguridad nacional. Complementariamente,
la economía del Perú depende de las exportaciones de harina y aceite
de pescado. Por su parte, México desde hace varios años, ha prestado
gran atención a su región del Pacífico, muy rica en flora y fauna, donde
se ubican centros turísticos como Acapulco, Zihuatanejo, Puerto
Vallarta y Manzanillo, entre otros, fomentando el desarrollo portuario
y de infraestructura. A diferencia del impulso que tienen en la región
del Pacífico estos países, el Pacífico colombiano presenta problemas
de seguridad, deficiente infraestructura y bajo desarrollo, siendo la
región más golpeada por los grupos alzados en armas y la violencia.
Tiene un solo puerto profundo, y vías de comunicación muy precarias.
El Producto Interno Bruto (PBI) de los cuatro Departamentos de la
región Pacífica es equivalente al 15 por ciento del país.
La Alianza del Pacífico hace parte de un Nuevo Multilateralismo latinoamericano
que muestra la relevancia de los factores externos en la
construcción de regímenes internacionales. Sus cuatro miembros son
potencias regionales de diverso rango las cuales presentan variados intereses
en su participación, tendiendo a un Multilateralismo Cooperativo
y a un liderazgo compartido por medio de la Secretaria Pro-tempore
que rota anualmente entre los miembros de la Alianza del Pacífico.
En este sentido, el presente artículo busca dar respuesta a la importancia
geopolítica que tiene la Alianza del Pacífico. Para ello examinaremos
en primer lugar su configuración y características “autónomas” como
región. En segundo lugar, analizaremos el nuevo multilateralismo, la
geo-estrategia y la jerarquía de poder dentro de la Alianza del Pacífico.
En tercer lugar, observaremos los niveles de cooperación, interdependencia
y liderazgo dentro de la misma. Finalmente, plantearemos
algunas conclusiones.
Configuración y ¿autonomía? de la Alianza del Pacífico
Después de la Guerra Fría, las regiones empiezan a cobrar importancia
debido a la dualidad entre la globalización y unipolaridad dado que los
“hegemones” carecen de interés por asumir ciertos costos en materia
de seguridad y optan por otorgar espacios de autonomía a las regiones
(Kelly, 2007). Esto va a permitir que surjan liderazgos regionales y una nueva configuración de poder regional y jerarquía internacional. Y el
declive de los Estados Unidos, así como el auge y crecimiento de países
de la región Asia-Pacífico, contribuyeron en este sentido.
El concepto de región ha venido variando y ya no se mira exclusivamente
por sus límites geográficos, sino que tiende a ser socialmente
construido, en lo cual la identidad juega un importante papel. Su
autonomía podría ser una fase transitoria, de reacomodamiento del
sistema internacional, y también del declive de los Estados Unidos.
Dentro de una tendencia a conformar regiones y subregiones, en
América Latina los primeros 10 años del siglo XXI fueron testigo de la
creación de grupos como la UNASUR, el ALBA, la CELAC y la Alianza
del Pacífico. Algunos de ellos, como el ALBA y la UNASUR, con el
liderazgo de Venezuela y Brasil y con un multilateralismo defensivo;
pero otros, como la Alianza del Pacífico con un multilateralismo cooperativo
y un liderazgo compartido.
En este contexto, en el 2011 se crea la Alianza del Pacífico integrada
por potencias regionales de diferente rango: México, Chile, Perú y
Colombia, con el objetivo de avanzar hacia el libre flujo de bienes,
capitales, servicios y personas. Se autodefine como un mecanismo
de integración económica con el objetivo de impulsar el desarrollo,
el crecimiento y la competitividad de las economías y de convertirse
en una plataforma de articulación, política, integración económica y
comercial con proyección al Asia-Pacífico.
La Alianza del Pacífico es una región socialmente construida en la
que no todos sus países miembros son limítrofes pero a la que sí la
unen vínculos ideológicos y de posiciones neoliberales, aperturistas,
siendo todos ellos partidarios de un regionalismo abierto. Aunque la
conformación de este grupo es muy reciente y resulta temprano hacer
un análisis sobre sus resultados, resulta pertinente analizar los diversos
intereses que sus miembros tienen en su participación, su relación
con Estados Unidos, y eventual acercamiento de Brasil a este grupo
de integración y cooperación.
Los países de la Alianza del Pacífico son cercanos a Estados Unidos,
tienen tratados de libre comercio con esta potencia que a su vez ve
la Alianza como un medio para reacomodarse en América Latina y hacerle contrapeso a otros grupos regionales y a países como Venezuela.
En su conformación, factores externos -como Estados Unidos,
globalización, desarrollo y posicionamiento del Asia Pacifico…- y la
posición de élites gubernamentales en asocio con el sector empresarial,
resultan fundamentales.
La relación de los países de la AP con Estados Unidos ha sido cercana
y se mueve entre dos lógicas: la de la aquiescencia y la de la autonomía
(Rusell y Tokatlian, 2013). México y Colombia son los más cercanos a
esa potencia. El primero ha experimentado un sostenido crecimiento
económico en la última década. Según estudios de Goldman Sachs,
para el año 2020 el país azteca estará entre las 6 mayores economías del
mundo. Su comercio con Estados Unidos abarca mas del 85% y entre 12
y 16 millones de mexicanos residen en ese país. De esta forma, México
resulta estar estrechamente vinculado al devenir de su vecino del norte
y, en el plano interior, se encuentra sumido en graves problemas sociales
y políticos, de manera tal que posee limitados márgenes de acción para
formular una política exterior con mayor nivel de autonomía.
Algo similar se podría decir de Colombia que, desde la década de los
20 del siglo XX, fomentó un Respice Polum de su política exterior,
que posteriormente al finalizar ese siglo, analistas internacionales se
refirieron a una “intervención por invitación”, impulsando programas
como el Plan Colombia que generó desconfianza en los países vecinos.
Durante los últimos años, en el plano económico muestra un buen
desempeño y según cifras de la CEPAL, para el período 2015-2017 se
proyecta un crecimiento colombiano del 4.7 por ciento (CEPAL, 2015),
y otras proyecciones le calculan un crecimiento del 3.5 por ciento.
Por su parte, Chile y Perú han experimentado en el último lustro unas
desgastantes relaciones vecinales tras las respectivas demandas ante
La Haya a Chile por parte de sus vecinos, si bien este conflicto no ha
escalado más allá de retiros momentáneos de embajadores y agendas
paralizadas. A su vez, Chile posee una política exterior estrechamente
ligada a la promoción económico-comercial. A partir de la llegada
del gobierno de Michelle Bachelet, ha intentado acercarse al resto
de los esquemas de integración en un esfuerzo de hacer converger su
participación tanto en la Alianza del Pacífico como en el MERCOSUR,
con una visión pragmática. Se debe tener presente que Chile
posee una clara tradición integracionista contando con importantes personalidades, -Felipe Herrera, Aníbal Pinto, Osvaldo Sunkel, entre
otros, que en su época influyeron en los estamentos intelectuales y
políticos sobre la necesidad que el país ocupara un rol destacado en
su formulación y desarrollo.
La Alianza del Pacífico presenta una identidad que va más allá de ser
países con una vertiente hacia el Mar Pacífico, y los une vínculos ideológicos,
un modelo de desarrollo y un creciente interés por fortalecer
relaciones más profundas entre ellos y con la región Asia-Pacífico.
Su conformación se enmarca dentro de un nuevo multilateralismo
latinoamericano.
Nuevo multilateralismo, geoestrategia y jerarquía de
poder en la alianza del pacífico
Asistimos a una nueva arquitectura multilateral y de gobernanza
regional, que responde a cambios ocurridos a nivel del escenario regional
e internacional y a la búsqueda de un nuevo multilateralismo
más diverso, flexible y autónomo, y con la participación de actores no
gubernamentales.
El declive y desinterés de Estados Unidos en América Latina, el florecimiento
económico de algunos países del Asia Pacífico, y la búsqueda
de nuevos modelos de desarrollo en la región, condujeron a un nuevo
multilateralismo y regionalismo, que vincula más estrechamente lo
económico con lo político, es más autónomo y ágil, aboga por un
nuevo papel del Estado y de la sociedad, y una diversificación de los
vínculos internacionales latinoamericanos. Pero, que presenta sus
particularidades.
Referirnos a la integración o unidad latinoamericana resulta utópico
debido a la fragmentación de la región. Una América Latina con diferentes
modelos de desarrollo y sobre todo diversas concepciones en
materia de integración. Hay países como Venezuela y Brasil que se
refieren a una integración política como antesala a la económica, otros
que descartan la presencia de Estados Unidos, los hay también que
utilizan la asociación para ascender en la jerarquía de poder regional,
y/o acercarse a América Latina. Es por ello que resultan más viables aquellos grupos integrados por pocos países, aunque no todos ellos
sean limítrofes. Y es que hay una tendencia a conformar regiones
socialmente construidas. Hoy en día, ésta es algo más que defensa y
territorialidad, y se orienta a la asociación con identidades, valores e
ideología compartida.
Por otra parte, se observa una crisis del viejo multilateralismo en el que
el Estado era el principal actor unitario de las relaciones internacionales
y en el que las amenazas a la seguridad eran estatales y se imponía un
multilateralismo defensivo que apuntaba a protegerse de otros actores
estatales. Era pues, un contexto de Guerra Fría, de bipolaridad entre
los Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, en el que se crearon
organismos multilaterales como la OEA y las mismas Naciones Unidas.
Y por ello es que también, estos regímenes internacionales vienen
buscando una modernización y adaptación a las nuevas condiciones
internacionales e intereses de los países. Pero el sistema internacional
fue cambiando. Estados Unidos descendió en la jerarquía de poder
mundial y ascendieron países como China e India que buscan acercarse
a nuevas regiones, en particular América Latina, buscando materias
primas y nuevos aliados para propiciar una multipolaridad.
De manera simultánea, surgieron actores diferentes al Estado que en
muchas ocasiones desempeñan un papel más activo, bien sea en colaboración
o confrontación, dando lugar a una diplomacia paralela y a la
conformación de nuevos regímenes internacionales. Dentro de ellas, el
sector empresarial ha desempeñado un importante papel caracterizado
por una diplomacia colaborativa con el Estado y que construye canales
múltiples de interconexión con otros países.
El viejo multilateralismo tuvo su origen en un contexto diferente al
actual y entró en crisis porque se le dificultaba afrontar las nuevas
amenazas a la seguridad. Enfatizaba más en elementos externos como
la presencia e injerencia de Estados Unidos, y de manera estática y reactiva,
en su conceptualización; privilegiando lo geográfico –en términos
de vecindad- y lo histórico. Por su parte, en el nuevo regionalismo, la
escuela crítica enfatiza en elementos vinculados con la coherencia, la
identidad y la resolución de conflictos. Se refiere a un regionalismo
duro y suave, también poroso (Katzenstein, citado por Kelly, 2007) e
interdependiente.
El nuevo multilateralismo como modelo de desarrollo e integración
contempla además de los económico y comercial, una agenda social
y sectorial en temas como el energético, la infraestructura y el medio
ambiente, entre otros, en el que la sociedad constituye un actor de
la integración. En este sentido, trata de remediar las fallas de los
modelos anteriores y aboga por un mayor contenido político, social y
democrático, en el que los actores no gubernamentales desempeñen
un importante papel.
Con esta nueva mirada se busca un proceso de integración y/o de
cooperación que una y no fragmente, y sobre todo, que disminuya las
diferencias económicas dentro de la región y en cada uno de los países;
y que, a su vez, supere la visión netamente estatista de conformación
de los grupos de asociación, dándole participación a la sociedad civil,
y construyendo vínculos con otras áreas geográficas.
Es así como podemos diferenciar dos tipos de nuevo multilateralismo.
El primero es el postliberal (Serbin, 2012; Sanahuja, 2012; Legler, 2011;
Briceño, 2012) que es defensivo, anti hegemónico, estatista y contestatario,
que trata de hacerle un contrabalanceo a los Estados Unidos,
siendo más político, autónomo y buscando construir nuevas alianzas.
El segundo es el liberal que es más comercial, aperturista y con una
ubicación geográfica hacia el Pacífico, a diferencia del primero que es
andino y caribeño. En el liberal ubicamos la Alianza del Pacífico, que
tiene su origen en el Arco del Pacífico latinoamericano, y que varía
según su ubicación en la jerarquía de poder regional.
Colombia, Chile, México y Perú hacen parte de la Alianza del Pacífico,
creada el 28 de abril de 2011, formalizando su acuerdo el 6 de junio
de 2012, con la suscripción del Acuerdo Marco en Paranal, Chile.
Estos cuatro países se basan en un modelo de desarrollo aperturista y
de regionalismo abierto. México busca hacer contrapeso a la relación
estructural con Estados Unidos, mientras que Colombia se acerca
tanto al Asia-Pacífico como a países del Pacífico latinoamericano.
A su vez los cuatro países le hacen balanceo a Brasil y al ALBA. No
cuestionan el ordenamiento internacional, como si lo hace Venezuela
y Brasil que se muestran partidarios de la multipolaridad a diferencia
de los miembros de la Alianza del Pacífico que son más partidarios de
fortalecer relaciones bilaterales en un marco de regionalismo abierto.
Chile tuvo una inserción temprana en la región Asia-Pacífico, a diferencia
de Colombia que se interesa de manera tardía (Ardila, 2012).
Hace parte de la APEC, y presenta un marco institucional con varios
países asiáticos. A su vez, a nivel interno, ha desarrollado en la región
del Pacífico, su infraestructura vial y portuaría. México y Perú también
se han proyectado hacia el Pacífico e integran la APEC, foro económico
al que Colombia no ha ingresado formalmente, pero que integra grupos
de trabajo como el energético. México busca equilibrar su relación con
Estados Unidos, con un interés hacia esa región desde hace muchos
años, al igual que el Perú.
Chile tiene firmados tratados de libre comercio (TLC) y acuerdos de
asociación económica con 51 países: Colombia, 15 TLC que implican
casi a una cincuentena de países; y México, 10 TLC con 45 países,
buscando fomentar el comercio intrarregional. Para el país azteca, la
diplomacia económica constituye uno los pilares de inserción internacional,
para lo cual cuenta con el apoyo de la población. A diferencia
en los otros tres países, se debate acerca del tipo de modelo e inserción
que más conviene, lo cual dificulta su aplicabilidad.
Durante muchos años, Colombia descuidó su diplomacia económica
e institucional, y cerró embajadas en Asia-Pacífico al contrario de lo
que hicieron otros países latinoamericanos. Brasil tiene 16 Embajadas,
Chile 12, México 11, Perú y Colombia 10. El gobierno de Juan Manuel
Santos inició un proceso de reapertura de algunas de ellas como la de
Indonesia, Singapur y Tailandia. Hoy en día, los cuatro países comparten
oficinas comerciales con Chile en ciudades como Shanghai. Sin
embargo, el esfuerzo hasta ahora realizado es insuficiente, y a veces da
la impresión de que su interés hacia esta área geográfica es más retórico
que real. Colombia carece de una presencia económica e institucional
continua y efectiva en esa región.
Los cuatro países se muestran también partidarios del multilateralismo,
buscan una mayor interdependencia y comparte un liderazgo por medio
de la Secretaría Pro tempore que pasó recientemente, de México al
Perú. Esta identidad los ha llevado a convertirse en el enlace y puente
con los países de la región Asiática.
“Interdependencia”, liderazgo y multilateralismo
cooperativo
La interdependencia económica y política en América latina es baja,
y también lo es entre los países miembros de la Alianza del Pacífico.
Sus economías no son complementarias, hay balanzas comerciales
deficitarias que preocupan a países como Colombia, y obstáculos vinculados
con la deficiente infraestructura y proyectos que dependen del
gobernante de turno. La cooperación e interdependencia entre ellos y
con otros países, denominado el multilateralismo cooperativo, incluye
valores e ideas compartidas, la búsqueda de consenso, y la interacción
con diversos actores de la sociedad civil.
Por otra parte, los países y grupos regionales responden de diferente
manera a la inserción multilateral y al liderazgo. Los hay defensivos,
confrontacionales y cooperativos. Los miembros de la Alianza del Pacífico buscaron una inserción externa más hacia afuera de Latinoamérica
que hacia la misma región, sobre todo porque sus economías no son
complementarias. Son cooperativos y en menor medida defensivos. Su
mayor potencial se orienta a la construcción de cadenas productivas
para insertarse conjuntamente en la economía global.
Si examinamos la interdependencia y la cooperación, vemos que ha
crecido, aunque la tendencia económica y comercial no es similar
para todos los países. La interdependencia la podemos clasificar en
dos niveles: el primero, el institucional y académico, y el segundo, el
económico y comercial.
Lo institucional y académico
Frente al primer nivel, han habido avances muy notorios que conducirán
a construir confianza y proponer muchas más acciones conjuntas.
La Secretaría Pro Tempore colombiana (junio 2013-junio 2014) lideró
la consolidación de la plataforma de movilidad estudiantil con cuatro
convocatorias exitosas y 444 becas otorgadas a estudiantes, investigadores
y docentes de los países que componen la Alianza del Pacífico.
A su vez, firmó un Memorando de Entendimiento sobre vacaciones y
trabajo, el cual permite a los jóvenes estudiantes de Chile, Colombia,
México y Perú, ingresar como turistas a cualquiera de estos países y
efectuar actividades remuneradas en los períodos de vacaciones.
Con el objetivo de facilitar la movilidad de los ciudadanos de la Alianza
del Pacífico, fueron eliminadas las visas de turismo y las visas para empresarios
en desarrollo de actividades de negocios no remuneradas, por
parte de México y Perú. De manera complementaria se editó la Guía
del Viajero de Alianza del Pacífico, dirigida a los viajeros originarios de
los cuatro países, la cual contiene datos de interés y recomendaciones
útiles como información migratoria, consular y ubicación de embajadas,
entre otros. También se impulsó la profundización de la Plataforma
de intercambio de comunicación migratoria, que permite el flujo de
información en tiempo real entre las autoridades migratorias, de forma
tal que se facilite el tránsito entre los cuatro países.
De igual manera, se fomentó la asistencia consular en aquellos lugares
donde no hay representación diplomática o consular de su país de
origen, y se identificó el turismo como gran potencial. Para su promoción
se elaboró una cartilla con los principales destinos turísticos de
la Alianza del Pacífico; se diseñaron paquetes de viaje conjuntos; se
realizaron encuentros de operadores turísticos de los países miembros;
y se participó de forma conjunta en IMEX (Meetings, Incentives, Conferences
and Exhibitions) una de las ferias de turismo de incentivos
y reuniones más importantes del mundo. La eliminación de las visas
contribuyó en el incremento del turismo intra-Alianza.
Dándole continuidad a estos proyectos, la Secretaria Pro tempore
de México que terminó en julio de 2015, enfatizó en programas de
cooperación e intercambio de información. A su vez lanzó la quinta
convocatoria del Programa de Becas y la celebración de actividades de
cooperación en materia deportiva y cultural. Lo anterior, con la finalidad
de generar una agenda en temas prioritarios e identificar las áreas
de interés según los cuatro pilares del mecanismo: libre movilidad de
personas, bienes y servicios, capitales, y cooperación.
A su vez, se estrecharon vínculos con los 32 países observadores de la
Alianza y se fortaleció el diálogo con otros esquemas de integración exitosos
como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA), el
Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y la Unión Europea. Con
ANSEA tuvo un primer acercamiento durante el 69° período ordinario
de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva
York, en el mes de septiembre de 2014. El intercambio estudiantil y el
involucramiento de los sectores privados fueron identificados como los principales temas de cooperación. También, los cancilleres de la Alianza
del Pacífico sostuvieron un primer encuentro en Colombia (noviembre,
2014) con sus homólogos de los países miembros del Mercosur,
el cual permitió conocer con mayor detalle las actividades que cada
mecanismo desarrolla, información indispensable para diseñar futuros
programas de colaboración en áreas de interés mutuo.
Los miembros de la Alianza del Pacífico pretenden interconectar los
cuatro países, basándose en un mayor conocimiento y acercamiento con
el objetivo de intercambiar experiencias y vincularse de manera conjunta
a otras áreas geográficas y grupos regionales. De ahí la eliminación de
visados y los intercambios de estudiantes y profesores entre sus países
miembros. En este sentido también han cooperado, compartiendo
embajadas y oficinas comerciales. A partir de los acuerdos de la Alianza,
funcionan sedes diplomáticas compartidas en Ghana (entre los cuatro
países), Vietnam (Colombia y Perú), Marruecos (Chile y Colombia),
Argelia (Chile y Colombia), Azerbaiyán, (Chile y Colombia), la Misión
Diplomática en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico -OCDE- (Chile y Colombia) y en Singapur (Colombia y
México).
Lo económico y comercial
En cuanto al segundo nivel, el económico y comercial la interdependencia
continua siendo baja aunque ha mejorado. El intercambio comercial
entre sus miembros es una situación preocupante. Para Colombia, la
balanza comercial con México ha sido desfavorable y tiende a empeorar
como lo han manifestado diversos gremios económicos, principalmente
los agrícolas. El comercio se concentra en la venta de automóviles
con cerca de un 20% y las importaciones son principalmente aceites
de petróleo. La balanza comercial es deficitaria para Colombia en más
de $5.400 millones de dólares, con una balanza comercial de US$
7.065.100. El comercio de México se dirige principalmente a Estados
Unidos, en más de un 80% y tan sólo el 2.2 % a Latinoamérica y el 1.1%
a Colombia. Se teme que el Protocolo Comercial suscrito en febrero
de 2014 empore la situación.
En cambio, Colombia presenta balanzas favorables con Chile y Perú.
En el 2014 se avanzó en varios proyectos como el energético. La cooperación con estos países resulta fundamental debido a su proyección
temprana hacia la región Asia-Pacífico, a su pertenencia a la APEC y
OECD, grupos a los que Colombia desea ingresar.
Por otra parte, se viene realizando análisis de la proyección económica
de la Alianza. Un estudio del BBVA de junio de 2015 muestra sus potencialidades
comerciales no sólo con base en lo que se pueden vender
entre sí los países miembros de la Alianza, sino en lo que a mediano
y largo plazo se estima que demandaría el mercado mundial. “Hay 97
sectores posibles, entre los que producen bienes intermedios y de capital,
y bienes de consumo que se pueden aprovechar. En cada país hay
entre 4 y 8 de bienes intermedios y entre 6 y 8 de bienes de consumo”.
Hay que destacar que para la identificación de los sectores potenciales
no se tuvieron en cuenta aquellos que ya manejan cada uno de
los cuatro países. En consecuencia, entre las ramas de la economía
colombiana no aparecen ni productos minero-energéticos (petróleo,
gas, energía), ni agrícolas tales como el café, las flores o el banano.
Tampoco se incluyeron las materias primas. Esto, debido a que se
trata de un tipo de productos donde los sectores con mayor potencial
ya están más identificados: Chile, salmón, frutas, cobre; Colombia
con petróleo, hierro, acero, cinc; México con petróleo, y Perú con
metales. Deben buscar producir bienes intermedios y de capital,
como fungicidas, papel y cartón, maquinaria y material eléctrico, entre
otros. También la producción de bienes de consumo, como azúcares
y artículos de confitería; perfumería y cosmética; medicamentos
y otros productos farmacéuticos. De igual manera, habría margen
para desarrollar las líneas de prendas y complementos de vestir;
preparaciones alimenticias, incluyendo las que se hacen a base de
café; telas, hilados y cuerdas; vehículos y sus partes, y papel y cartón
con todas sus manufacturas.
Desde esa perspectiva, se deben construir ‘cadenas de valor’ que permitan
a cada país de la Alianza hacer parte de un engranaje que, al
final, convierta a este bloque de naciones en un gran exportador. La
expectativa de que la Alianza Pacífico sea un trampolín para impulsar
el comercio exterior de los cuatro países se basa, en parte, en los caminos
que ya han recorrido. Pero no solo lo comercial sino también otros
aspectos como el científico que beneficiaría a toda la región.
Por otra parte, se destaca el Consejo Empresarial de la Alianza del
Pacífico –CEAP, que está conformado por representantes del sector
privado designados por los Presidentes de los cuatro países y que
promueve el diálogo y la retroalimentación en temas claves entre el
Gobierno y el sector privado.
A su vez, se reconoce que las Pymes son el tipo de empresa prevalente
en la Alianza del Pacífico, y por lo tanto, se creó un Grupo Técnico
encargado de compartir mejores prácticas para su fomento. Así mismo,
se mejoraron los estándares regulatorios para fomentar el comercio y el
crecimiento económico y avanzar en la definición de protocolos para
el intercambio de información tributaria, bajo los más altos índices
internacionales, para fomentar la transparencia de las operaciones que
se realizan en economías cada vez más integradas.
Conscientes del gran potencial que tiene la Alianza del Pacífico en
materia de comercio agrícola, se adelantan trabajos encaminados a
promover las exportaciones del sector entre nuestros países y frente a
terceros mercados. Complementario a estas acciones, se desarrolló un
mecanismo para el intercambio de información en materia de insumos
agrícolas, el cual permitirá contar con mejores elementos para la toma
decisiones que faciliten el acceso de los agricultores.
Finalmente, vale la pena resaltar el Mercado Integrado Latinoamericano
(MILA), compuesto, inicialmente, por las bolsas de valores de
los mercados de Perú, Chile y Colombia. Inició operaciones en mayo
de 2011 con la finalidad de integrar los mercados de capitales de los
tres países, y así, dar a los inversionistas de terceros países una mayor
oferta de valores y emisores desde una bolsa unificada. Ésta representa
grandes esfuerzos de integración para la Alianza del Pacífico en la búsqueda
de una mayor competitividad económica, no sólo en la región
sino en el mundo. En agosto de 2014, la Bolsa de Valores de México
se adhirió. Con el ingreso del país azteca se sitúa el MILA casi al nivel
de Brasil en capitalización bursátil (cantidad de emisión de acciones),
configurándolo como el segundo mercado accionario más importante
de la región.
Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, podemos señalar
que la Alianza del Pacífico ha conseguido posicionarse como uno de los
grupos de mejor rendimiento en el PIB sólo superado por los BRICS y la ANSEA. Esto evidencia la seriedad a la que apunta la organización
y la voluntad de sus Estados miembros de constituirse en el puente
con la región del Asia-Pacífico para hacer de este reto una realidad
exitosa a mediano plazo.
A manera de conclusión
La importancia geoestratégica de la Alianza del Pacífico radica en
sus capacidades y posicionamiento en la jerarquía de poder regional
y la posibilidad de ser puente de América Latina con el Asia-Pacífico.
Las características de sus miembros y el debilitamiento de países que
ejercieron un liderazgo regional como Brasil y Venezuela, contribuyen
en este sentido.
En una Latinoamérica fragmentada, muestra más fortalezas que otros
grupos regionales, y éstas se enmarcan en su identidad, ideología y
relacionamiento con Estados Unidos, aunque varios de ellos presentan
un acomodamiento a los intereses norteamericanos, combinando
así, elementos ideológicos y pragmáticos. La Alianza hace parte de
la transición que traviesa ese nuevo multilateralismo y fomenta un
multilateralismo cooperativo, complementario y/o contrario a ese
multilateralismo defensivo y hegemónico que abogan otros organismos
regionales.
América Latina muestra un creciente interés por países asiáticos, y a
su vez China, India, Corea y Japón han venido aumentando su presencia
en América Latina haciéndole un contrapeso a la tradicional
hegemonía norteamericana. De ahí el temor estadounidense y su interés
por re-acercarse hacia América Latina. Y la Alianza del Pacífico podría
ser el medio y la punta de lanza para ese reacomodo.
Las inversiones asiáticas aumentan, principalmente las chinas, en
Brasil, Argentina, Perú y Venezuela. No obstante, se observan obstáculos vinculados con la infraestructura, la educación y la desigualdad,
mostrándose diferentes velocidades en la inserción de cada uno de los
países de la AP en la región Asia-Pacífico, así como diverso desarrollo
en las regiones nacionales con vertiente hacia el Pacífico.
Con el objetivo de profundizar las relaciones de la Alianza del Pacífico
como grupo con el Asia en su conjunto o a nivel bilateral (Alianza país),
se debe avanzar en la interdependencia, que si bien a mejorado
en el plano comercial, continúa siendo baja, aunque sí han crecido las
inversiones de Chile en Perú y Colombia; de México en Chile y Perú,
siendo las colombianas más diversificadas. De todas maneras deberá
vencerse esa desconfianza que existe entre diversas economías de la
AP, bien sea por el tamaño y/o la baja complementariedad. A su vez, a
diferencia de otros organismos, existe un gran interés del sector privado
de fomentar relaciones comerciales con esa región.
La fragmentación latinoamericana contribuye a que se fomenten grupos
afines, y países que pertenecen a varios organismos dando lugar
a nuevos esquemas de cooperación. Este nuevo multilateralismo que
se construye, atraviesa una transición en la que la institucionalidad
constituye una contradicción, pero también un gran reto. Si queremos
que dichos grupos continúen deberán construir instituciones sólidas.
Colombia es el país mas vulnerable dentro de la Alianza del Pacífico
debido a características externas e internas. Su cercanía y alianza con
Estados Unidos obstaculizó su presencia y proyección hacia otras
áreas geográficas como la asiática. A su vez, su economía se muestra
desprotegida frente a otras como la mexicana, y a nivel interno, el
bajo desarrollo de la región del Pacífico Colombia y los problemas de
seguridad, entre ellos el conflicto interno, dificultan su proyección
hacia la región Asia- Pacífico.
La Alianza del Pacífico también busca fortalecer vínculos y cooperación
entre los países que la integran, y con América Latina en general.
Durante los últimos años, Chile ha tenido relaciones estrechas con la
Nueva Izquierda aunque tuvo vínculos difíciles con los Kirchner, Morales
y Chávez oponiéndose al ALBA. Las diferencias con Venezuela
llevaron a Chile a oponerse al intervencionismo de ese país, solicitó
el retiro del Embajador en Caracas y se opuso a la candidatura de
Venezuela al Consejo de Seguridad en la calidad de miembro no permanente
(Pérez Llana, 2008). Suramérica no ha sido fácil para Chile,
lo ha sido la Unión Europea y Asia-Pacífico. Hoy en día aboga por un
acercamiento de la AP a MERCOSUR, lo que permitiría, a su vez, el
estrechamiento de vínculos entre México y Brasil.
La nueva correlación de fuerzas, por una parte la nueva izquierda, y
por la otra, el liderazgo y los interés de Brasil, llevaron a Chile a buscar
nuevos aliados y a profundizar las relaciones con Colombia y México.
Con Cuba y Venezuela se dieron diferencias ideológicas apoyando disidentes
en Cuba aunque no llegó a darse un enfrentamiento mayor y
más directo. Usa a México para hacerle contrapeso a Brasil y al ALBA.
También a Colombia y a la Alianza del Pacífico. En este sentido, Chile
compite con Brasil y Venezuela, y le hace un contrabalanceo al ALBA,
mientras que Colombia coopera con ellos desde el 2010, cuando Juan
Manuel Santos llega a la Casa de Nariño. Ambos, tanto Chile como
Colombia, fomentan nuevas alianzas y profundizan sus relaciones
entre ellos, y con México. La interdependencia entre los miembros de
la Alianza ha venido profundizándose, pero aún falta mucho.
La geopolítica ha sido una variable relevante en los lineamientos
internacionales de los cuatro países. Chile y Perú, por su amplia
vertiente hacia el Pacífico, han desarrollado una política marítima,
concentrando su crecimiento en dichas zonas. En cambio, la región del
Pacífico colombiana se encuentra atrasada a pesar de su gran riqueza
ecológica, hidrográfica, minera y forestal. Es una zona muy deshabitada
con una densidad de 5 habitantes por kilómetro cuadrado. Esta
región tiene una participación del 15 por ciento en el PIB nacional,
10 millones de habitantes, un índice de pobreza que supera el 60 por
ciento. A eso se suma que el 85% de la población tiene necesidades
básicas insatisfechas, el 60% se encuentra en la pobreza absoluta, la
cobertura en salud no logra el 30% y alcanza un 50% de analfabetismo.
En Buenaventura el 80% de la población pertenece a estratos 1 y 2,
según datos de Planeación y DANE. De alguna manera parecería que
las diferentes administraciones poca atención le ha prestado al Pacífico
colombiano. Y éste es un obstáculo para la inserción de Colombia en
una región como la de Asia con un gran significado a nivel del sistema
internacional. México teniendo también dos mares, desde los 80
enfatizó en el desarrollo social y económico del Pacífico, donde se
encuentran puertos profundos como el de Lázaro Cárdenas y también
Manzanillo, Puerto Vallarta y Cabo San Lucas, entre otros.
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